- ¿Por qué no nos rendimos y pedimos un cese al fuego? -Pregunta el soldado de color, cuyo nombre no recuerdo.
- ¿Quieres preguntar? -Cruzó los brazos- Vale, pregunta. -Le hago una seña con el revólver.
Tira una bandera blanca y durante un minuto sale de cubierto.
- Miren, creo que nos rendimos. ¿Vale? Estoy desarmado.
Muchos disparos suenan, su cuerpo cae friamente aporreando contra el suelo, pero Jackson jala su cuerpo a la cobertura de nuevo mientras dispara a la nada. El chico está muy malherido, pero el paramédico se pone manos a la obra mientras Jackson dispara sin apuntar. El miedo y la desesperación inunda su cara. Una lagrima sale de su ojo.
Estas cosas pasan la primera vez.
Esto no justifica el desperdicio de balas.
- Jackson, maldito hijo de puta. Apunta firme. -Doy la orden, el tipo le tiemblan las manos de puta madre, y no le atina a nada- Esas balas podrían salvar tu vida.
- Está bien, señor.
Putos novatos. Nos meten en problemas. Los odio. (Sobre todo cuando son sacados de la jodida Cosecha).
Me atrevo a calcular, pendejamente que llevamos como 5 minutos aquí, atrincherados detrás de un par de cajas. Quedan el soldado Jackson, el sargento Paramédico, y el otro soldado cuyo nombre se me olvida (Y cuyas entrañas están saliendo por su pecho como quejumbroso de su boca).
- Soldado Jackson. -Le llamo- ¿Cuantas misiones lleva activo?
- Es la primera, señor. -Responde, y dispara sin apuntar atrincherado.
- Wow, un novato recién salido de la cosecha. Me gusta. Quiero que tome nota mental -Cargo mi revólver- de lo que pasa cuando alguien no obedece las órdenes.
- Si señor.
Hace 10 minutos (Minutos más, minutos menos, como si importara) estábamos saltando del avión. Apenas aterrizar di orden de no disparar a los vigías de la colina de la bodega. Algún hijo de perra disparó, y empezó a desatarse el infierno sobre nosotros.
No se cuantos soldados venían conmigo hoy, pero estoy seguro de que quedamos cuatro, el paramédico, y dos pequeños pobres diablos.
Nos atrincheramos a como se podía dentro de la bodega. Y tenemos a 13 o 15 hombres disparando a nuestros culos.
Piensa, K. Has salido de cosas peores de esta. ¿Cómo saliste la última vez?
Humo. Las granadas de humo.
- K - Me llama el paramédico- ¿Cómo saldremos de esta?
- Tranquilo, todo está bajo control. -Respondo y saco mi cajetilla de cigarros, para mi desgracia esta jodidamente vacía.
Saco el encendedor de mi bolsillo y una bengala de humo de mi traje. Creo que no quiero gastar mis granadas de humo. Tengo un plan, no muy brillante: la puerta está recto a la izquierda, podría tirar la bengala, esperar a que ahume y mientras ellos corren yo salgo a matar a todo lo que respire.
- Sargento, -Le digo al paramédico- ¿Puedes cargar al tipo, y que Jackson te de cobertura mientras escapan?
No dudaría que me respondiera que sí. El paramédico es alto y bastante estrecho de cuerpo, pasa horas trabajando en el gimnasio.
Asiente con la cabeza. Sonrió. Bengala, encendedor. Chispa, fuego, humo.
Las mejores frases son cortas.
Ellos corren cuando la maldita cosa humea y Jackson dispara sin saber a que. Escucho el sonido seco de un cuerpo cayendo violentamente contra el piso, lo que significa que le debió dar a alguien.
Una vez que salieron, me decido a ponerme en un lado de la cobertura. Me acomodo el casco me pongo bien los pantalones y miro mi reloj. Esto no tomará mucho.
- Caballeros, les tengo una proposición. -Les gritó desde la cobertura- Ustedes se rinden y yo no les asesinó brutalmente.
- Eres tu contra muchos de nosotros. -Dice alguno.
- Bueno, soy el hijo de la muerte, pequeño cabrón.
Escucho silencio, luego una carcajada. Je, me gusta cuando se ponen difíciles.
Activo el sensor infrarrojo de los lentes, con el humo restante de la habitación es un poco complicado de ver en un inicio, pero después es tan sencillo como montar en caballo.
Tres izquierda, tres derecha, tres al frente. Uno atrás, con un arma muy jodidamente grande. Apago el infrarrojo. Tengo que preparar el cuchillo.
Suspira.
Tranquilo.
Saca el cuchillo.
La niña, su voz, su risa. Me espanto un minuto. Ella sigue junto a mi, viéndome fijamente con una cara seria
- ¿Que haces aqui? - Les pregunto.
- Lo de siempre K. Te vigilo. Veo como haces una larga caminata al infierno.
- Y tu una escalera al cielo.
- ¿Eso es un chiste?
- No veo porque debería de serlo, pequeña. No te había visto en 5 años, desde que me olvide de quien era. No hay motivos para que estés aquí. No he hecho nada malo, ni he bebido, ni tampoco he tomado antidepresivos o analgesicos.
- ¿Estás seguro?
- Por supuesto que sí.
- Podrás engañarte a ti mismo, K, pero jamás engañaras a tu conciencia.
- No deberías jugar con mi mente.
- Carajo, claro que si.
- No maldigas, tienes como 10, no deberías maldecir aun.
- Yo no me preocuparia por las maldiciones, sino a los chicos que se aproximan lado y lado.
Ella desaparece, como si nunca hubiese estado aquí. Tenía razón, lado y lado de la cobertura. Si mi revolver no me falla, los 13 tiros serán más que suficientes. Espero a que se acerquen.
La velocidad de mi padre.
El cuchillo en la cabeza de uno y un disparo en el pecho al otro. Se aporrea con la pared y salgo corriendo de la cobertura con el cuchillo, se lo lanzó en los testículos a uno, y cuando se agacha uso su cuerpo para pasar sobre el, disparando. Luego saco mi cuchillo y le disparó en la cabeza cuando está de rodillas.
6 segundos.
Tiempo record.
Oldfield estaría orgulloso de mi.
El jefe, está a cubierto. Tiene una escopeta. Es el ultimo que queda, meto una bala de goma en mi revólver y apuntó a la cobertura. Disparo.
Cae de espaldas contra el piso. Lo miro y se retuerce. Su chaqueta sangre, debí romperle algo.
- Tu sabes cual es mi nombre. -Le digo y apunto con mi revolver- Mis habilidades. Sabes quien soy y lo que mi arma hace...
- No... provoca... herida... no... mortal... -Tartamudea entre dientes.
- Exacto. Ahora, tu sabes bien que necesito.
- Un... nombre..
- ¿Cual es?
- Lester... no... se... su... nombre...
- ¿Haces tratos con desconocidos?
- Nadie... le... conoce...
- Cuanto me he perdido en 5 años... -Descanso la revolver- ¿Tienes tabaco?
- En... chaqueta...
De su chaqueta sacó una cajetilla de cigarrillos. Saco el encendedor... no enciende, solo chispea, maldita porqueria.
- ¿Tienes fuego?
- Uno... de... ellos...
Arrastró los cuerpos, son nueve, y el que aun no muere. Los pongo en una pila gigante de cuerpos, llenos de orina y excremento. Saco el encendedor de uno de ellos. Agarró a este tipo de los brazos y lo pongo sobre los demás cadáveres. Creo que estoy un poco cansado, así que me siento sobre la pila de cadáveres.
Este bastardo chilla, lo que sea que le rompi es justamente sobre lo que estoy sentado. Clavo mi cuchillo en su corazón, y la sangre recorre mi pantalón... y los demás cuerpos.
Ya que estoy suficientemente cómodo, es hora de un buen cigarrillo. Lo meto a mi boca, chispeo. Y carajo, veo claramente el desastre que he causado, diez muertos en una pila de cadaveres hinchados cuyos cuerpos desechan todo aun.
- Vaya desastre tienes, K.
- Calla.
- A él no le va a gustar esto.
- Me importa una mierda lo que a él le importe.
- Vamos K. Dejalo salir.
- !Tu no eres real¡ !No puedo hacerte real! -Grito, desesperado e impotente.
- K... soy tan real como tu. Estuve tan cerca de estar aquí, y a la vez tan lejos de ti. No me digas que no me amas.
La ignoro. !Desaparece¡ !No quiero saber nada de ti¡
Eso es... inhala... exhala...
Humo... tabaco... exhala por la nariz... tranquilo... no te estreses, no es como si ella estuviera ahí. Todo está en tu cabeza.
Tiene razon, a el no le va a gustar esto.
No, claro que no, no le va a gustar.
No le va a gustar.
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